Imagen: Chelopek, Bulgaria. 2012.
El patrimonio cultural material consiste de bienes cuya naturaleza intelectual puede ser intangible, sin embargo son tangibles en su sustancia. Estos bienes forman en conjunto la cultura material, misma que ha sido creada por una comunidad como medio de dar solución a sus necesidades o incluso como base para la generación de un estilo de vida.

A través del mundo, la geografía de la cultura material muestra gran difusión de objetos hechos a mano e industriales cuyos materiales varían de acuerdo a su disponibilidad a través del tiempo. Los más antiguos serían hechos con materiales extraídos directamente en la zona que estos fueron creados y utilizados. Al paso del tiempo, el comercio facilitaría la adquisición de otras materias para la creación de objetos más complejos, avanzando así hasta llegar al mundo actual, en el que los artículos que utilizamos diariamente son creados con elementos obtenidos de diversas partes del mundo.
Hay varias formas de clasificar el patrimonio cultural material. Éste puede estar constituido de bienes muebles e inmuebles o de elementos orgánicos e inorgánicos. En el primer caso, la división es evidente. Aquellas piezas que se identifiquen como elementos que conforman la identidad local de un grupo que hayan sido creados con la idea de que permanezcan eternamente en un sitio definido son bienes inmuebles. En esta categoría se encuentra la arquitectura y la escultura monumental; aunque ésta pueda fallar ya que muchas veces los monumentos son reemplazados, removidos, robados o cambian de lugar por cualquier otro motivo. Los bienes muebles son todos aquellos que por sus características físicas y simbólicas pueden llevarse de un sitio a otro sin modificar su significado, algo que no puede decirse de la arquitectura ya que, incluso al poder moverla sin alterar sus características físicas, al cambiar de sitio su significado también es alterado.
Muchos de los objetos que se han creado (y que se siguen fabricando), son construidos utilizando materiales orgánicos. Este tipo de materiales se obtienen de plantas como el papel, la madera, textiles como el algodón el lino, y otras fibras como las que se utilizan para construir cuerdas. También se pueden obtener materiales orgánicos de origen animal como el cuero, la lana, plumas, hueso, seda marfil y otros.
Existen también muchos elementos creados con materiales inorgánicos, de los cuales la diversidad es enorme ya que van desde los elementos relativamente puros como los objetos creados con metales como el oro o el cobre, hasta los objetos generados con materiales sintéticos de grandes moléculas como los polímeros.
En un gran número de casos, la división del patrimonio de acuerdo a su composición puede no ser muy útil. Esto se debe a que para la construcción de un elemento, pueden utilizarse diversos tipos de materiales. Por ejemplo, pensemos en un libro. Este estará escrito sobre papel, la tinta podrá estar compuesta mayor mente por carbón o hierro, su encuadernación utilizará algún aglutinante, posiblemente con componentes de origen animal. Podrá tener una cubierta de cuero y el encuadernado podría ser reforzado con elementos metálicos.

Las mezclas de materiales en los elementos componentes del patrimonio cultural material suelen ofrecer productos interesantes y quizá novedosos en el momento en que son vistos por primera vez, sin embargo, su conservación se complica debido a que cada una de las partes que forman el elemento requiere de especiales cuidados y medios de almacenamiento distinto para preservarse en buen estado. Sería quizá más fácil desintegrar cada pieza hasta sus elementos componentes, algo que es imposible debido a que las pieza son importantes porque su valor como un todo integrado es más grande que el valor añadido de cada una de sus partes componentes.